Virgen del Signo

sábado, 17 de septiembre de 2016

Arte del cristianismo. Imagineria religiosa, un poco de historia.

Quiero ampliar este espacio para conocer algo mas de la rica historia de nuestra América Latina, en cuanto al Arte Cristiano hecho imagenes, poderosas, ricas, bellas. 

¡Inolvidables!

Silvia Garavaglia

Artista Plástica

Mi WEB 

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Para comenzar: 

 Arte colonial y evangelizacion.

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IMAGINERÍA
RELIGIOSA VIRREINAL
(SIGLOS XVI - XIX)  (Extracto) (Visto desde Chile)
TERESA HUNEEUS ALLIENDE, Licenciada en Historia, Máster en
Historia y Gestión del Patrimonio Cultural. Investigadora independiente.

 

 

Virgen de la Inmaculada Concepción. (Museo Regional de Rancagua)

 

La imaginería virreinal se compone por esculturas policromadas en diferentes tipos de soporte traídas o realizadas en América como parte del proceso de anexión a la Corona hispana a partir del siglo XVI y hasta la Independencia. Su objetivo fue catequizar a la población por lo que su estudio reviste particular importancia como expresión de un período fundamental para la historia de Chile, manifestación de una rica cultura de la que se tiene escaso registro material. Fruto de un universo artístico estrechamente vinculado al cristianismo, la imaginería es una de las herencias más relevantes de la dominación española. Original por sus métodos de confección y en el uso de las técnicas, variada en la realización de sus modelos, con algunas piezas de elevado virtuosismo y belleza, se distingue por su sincretismo, logrando obras de un exuberante dramatismo propio de la mentalidad de la época.

 

 Breve historia de la imaginería en América


Funcionamiento de los talleres artesanales

Siguiendo las condiciones de trabajo existentes en la España de la Edad Media, los talleres de artesanos en América se organizaban bajo la dirección de uno o varios maestros reconocidos por su excelencia, quienes además de ser expertos en su arte, debían contar con un capital que les permitiese montar y mantener el taller, considerando herramientas, materiales, y mobiliario. Bajo su dependencia se encontraban los oficiales, quienes vivían con un maestro a cambio de una paga fija, aprendizaje que culminaba rindiendo un examen de difícil aprobación que requería del pago de una cuota, pero que en caso de ser exitoso, les permitía abrir una tienda propia así como la libre compra y venta de materiales y obras. Los aprendices también residían en casa del maestro entre cinco y ocho años, asumiendo obligaciones que en ocasiones rozaba lo servil, colaborando en las distintas etapas creativas. El gremio artesanal, verdaderas hermandades con símbolos y ritos propios, era vigilado por el Cabildo, al tiempo que poseían ordenanzas y privilegios particulares, otorgándole gran formalidad a su funcionamiento; si se violaba alguna norma, las sanciones eran duras. El santo protector era San José y para ingresar a un taller de importancia era requisito conocer algunas obras clásicas del arte europeo, las que ya circulaban en tierras americanas en manuscritos o impresas en tratados como Breve compendio de la carpintería de lo blanco (Diego López de Arena, 1633, Sevilla); La varia conmensuración para la escultura y arquitectura (Juan de Arfe y Villafañe, 1585, Sevilla); El museo pictórico y escala óptica (Antonio Palomino, 1717, Madrid); El arte de hacer estucos (Ramón Pascual Diez, 1785, Madrid), las obras de fray Andrés de San Miguel, entre otros. Al tratarse de un arte colectivo, las esculturas resultantes fueron elaboradas normalmente de forma anónima, ya que si bien sobresalen algunos nombres, lo común fue que las labores se constituyeran en diferentes especialidades. Los procedimientos de confección eran lentos y engorrosos, necesitándose del trabajo coordinado de distintos técnicos.
Destacan por la complejidad de su organización y enorme productividad los talleres de la ciudad de Quito, donde es posible identificar artesanos dedicados a tallar la madera, labrar con gubia y formón, estucar, pintar, enlucir así como quienes se dedicaban a embalar las obras para ser exportadas a los distintos puntos del Imperio.

 

MATERIALES

Tela encolada Fue utilizada de modo más tardío –desde mediados del siglo XVIII– poseían rostro y manos tallados y encarnados sujetos a un bastidor de madera recubierto de tela sobre el que se le daba una capa de cola, luego se aplicaba yeso para finalmente ser policromado. Esta técnica que tiene sus orígenes en la Edad Media, siendo utilizada por la escuela granadina de fines del siglo XVI y principios del XVII, suplió la falta de buenos escultores consiguiendo
impresionantes efectos a bajo costo, aplicándose principalmente en las vestiduras.
Dentro de los tipos mencionados se confeccionaron también imágenes articuladas de uso fundamentalmente

 Las imágenes fueron realizadas normalmente en madera, material que se adaptó mejor a las exigencias buscadas. Destaca el uso del maguey –agave americana–, cedro –cedrus–, copal –protium copal–, caoba –swietenia–, naranjo –citrus–, nogal–juglans–, balsa –Ochroma pyramidale– y peral –pyrus–, las que se combinaban de acuerdo con el tipo de escultura a
trabajar, pues, por ejemplo, la madera de balsa se utilizó para disminuir el peso de la talla, la  aliso o Alnus acuminata y sisín o Ceiba pentandra para los tarugos, brazos y antebrazos de las imágenes de vestir.
A pesar de que la madera fue el elemento más utilizado, es posible identificar obras creadas en barro cocido y yeso, en pasta de papel y/o vegetal, ya que su ejecución era más rápida que la madera, la cual era un material escaso frente a la creciente demanda.
Debido a la premura con que se necesitaban las imágenes así como por la plasticidad que este material entregaba, fue bastante común el uso del maguey en los actuales territorios de Perú y Bolivia, procedimiento utilizada por los indígenas  con anterioridad a la conquista española que consistía en aplicar sobre una liviana estructura de madera seca del cactáceo,
una pasta elaborada con la misma planta y yeso, dando forma a los cuerpos que luego eran cubiertos con una capa de estuco  para luego ser policromados utilizando las distintas técnicas de dorado, estofado y encarnado.
Se empleó también la piedra en México y Perú; en este último se talló en granito, andesita, basalto, piedra del lago y sobre un tipo de alabastro blanco de sutiles transparencias cuyas obras toman el nombre de su lugar de origen, Huamanga, en la actual región de Ayacucho, cuna de una interesante escuela local cuyos motivos iniciales y predilectos fueron vírgenes,
Cristo y los santos. Debido a la blandura de la piedra, en su tallado era posible utilizar instrumentos similares a los de la madera, permitiendo la rápida fabricación de pequeñas esculturas que fueron adaptándose a los cambios de gusto y estilo.

POLICROMIA 

En la escultura el color adquiere un carácter simbólico proveniente de la Edad Media, permitiendo la identificación de las imágenes al colorearlas siempre del mismo modo, ya que, por ejemplo, San José se pintaba de verde y ocre, San Juan en verde y rojo, la Virgen de la Inmaculada Concepción de azul y blanco, San Francisco de marrón, gris o azul, permitiendo a los fieles distinguirlos sin necesidad de cartolas, cuestión de suma relevancia considerando que la gran mayoría no sabía leer.
Las obras creadas en Quito se caracterizaban por la brillantez, siguiendo la manera empleada en España por Alonso de Berruguete, al tiempo que en los demás talleres utilizaban tonos mate, al modo de Juan Martínez Montañez.
Durante las primeras décadas, los materiales eran importados y solo con posterioridad se aprovechan los elementos de

 

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