Virgen del Signo

viernes, 2 de marzo de 2012

Virgen de Lujan Argentina

MARIA DE LUJAN
EL MISTERIO DE LA MUJER QUE ESPERA
EDICIONES DEL VERBO ENCARNADO
R. P. Carlos Miguel Buela




MARÍA DE LUJÁN
SU IMAGEN
A Vos sagrada Imagen, bello hechizo,de un corazón que amante os reverencia,se consagra este don, que por ser vuestroes muy justo, Señora, que a vos vuelva. Ya no sufre mi amor que alguno ignoredel vuestro las tiernísimas finezas,los prodigios sin par, los grandes bienesque en Luján derramáis a manos llenas.
A María Santísima, poema de p. Felipe J. Maqueda,el día en que se trasladó la imagen el 8/12/1763

Queridos Hermanos:
Luján es una ciudad situada sobre la ruta 7 a unos 75 Kms. de Buenos Aires, Argentina. Su fundadora : La Inmaculada Concepción, bajo la advocación de Nuestra Señora de Luján. En su ciudad se levanta, imponente sobre el margen del Río Luján, la Basílica en su honor, que es el cofre que guarda su sagrada imagen. Queremos comenzar estos sermones refiriéndonos a lo que vemos, esto es, su imagen.

I Historia.
Una imagen de la Limpia y Pura Concepción llegó en barco al puerto de Buenos Aires, en mayo de 1630. Cuando era llevada en carreta para Santiago del Estero, quiso quedarse junto al río de Luján.

Naturaleza de la imagen.
La imagen es de bulto de terracota, es decir, de arcilla cocida, de unos 38 cm. de altura.
Origen.
Fue hecha en Brasil, en el Valle de Paranaíba, en la ciudad de San Pablo. La Virgen se adelantó siglos concretando una suerte de Mercosur espiritual. Hacia 1904, Mons. Juan Nepomuceno Terrero, Obispo de La Plata, mandó recubrir con placas de plata la sagrada imagen para evitar la desintegración de la arcilla. Antes se tomaron fotos y se hizo una fidelísima réplica en madera. Luego, sobre la réplica se sacaron dos moldes en bronce. De estos bronces y sus copias proceden las imágenes auténticas de Luján, por ejemplo, las que llevamos a China continental, a Brasil, a Rusia, a Tadjikistán, a Sezze (Roma), a Ucrania, Papúa Nueva Guinea... la que se entronizó en nuestra parroquia de Harlem (Nueva York), la que el Papa Juan Pablo II entronizó en la Iglesia Nacional Argentina de Roma el 13 de noviembre de 1998.

Descripción.
El sabio misionero Jorge María Salvaire, devoto entusiasta de la Virgen del Plata, da de ella una minuciosa descripción. El critico Pedro Goyena dirá que dicha descripción es «una obra de arte, como dibujo y colorido», y lo cierto es que, cuantos vinieron detrás, nada agregaron a la misma. Data de 1885. Ésta es la descripción: «La imagen de Nuestra Señora de Luján es pequeña en altura: mide unas diecisiete pulgadas (unos 40 cm.). Sus facciones son menudas, pero bien proporcionadas. El rostro es óvalo. El semblante modesto, grave y al mismo tiempo dulcemente risueño, conciliando a la vez benevolencia con su irresistible atractivo, y respeto con majestad de Reina y gran Señora. La frente es espaciosa; los ojos grandes, claros y azules; la cejas negras y arqueadas; la nariz algo aguileña, la boca pequeña y recogida, los labios iguales y encarnados cual rosa, las mejillas sonrosadas. Mira un tanto hacia la derecha. El color del rostro aunque muy agraciado, es un tanto amorenado. Tiene sus delicadas manos, asimismo bien formadas, juntas y arrimadas al pecho, en ademán o movimiento de quien humildemente ora. El ropaje de la talla se compone de un manto de color azul, hoy muy amortiguado, sembrado de estrellas blancas; debajo de dicho manto aparece una túnica de color encarnado, aunque en el día igualmente muy amortiguado. Los pies de la Santa Imagen descansan sobre unas nubes, desde las cuales emerge la media luna, que tradicionalmente se pone debajo de las plantas de la Virgen Inmaculada, y luego como jugueteando inocentemente entre aquellas nubes, descuellan cuatro graciosas cabecitas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas de color ígneo. Finalmente, diremos que la materia con que ha sido fabricada la Santa Imagen es de arcilla cocida. En resumidas cuentas, no es, debemos confesarlo, la antigua Imagen de nuestra Señora de Luján, una obra de arte; en cuanto a la materia, nada apreciable es, y por lo que mira a la hechura, no se puede, a la verdad , mentar entre las Imágenes notables. Preciosa es empero, sobre toda ponderación, por los innumerables y admirables portentos que, por su intercesión, obró incesantemente la divina misericordia, por los piadosos recuerdos que su sola vista despierta, y por la veneración tan entrañable que le profesaron nuestros padres.»[3]
Adornos de la imagen.
Las tres primeras galanuras de la Virgen aluden a la descripción que se hace de Ella en el Apocalipsis de San Juan: "Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza"  Rayera gótica. La rayera gótica con la inscripción: "Es la Virgen de Luján la primera fundadora de esta Villa", adosada a la espalda de la Mujer,
vestida de sol, y que representan los rayos del sol por estar la Virgen totalmente sumergida en aquella luz inaccesible. La luna de plata. La luna de plata a sus pies, con tres escudos de Argentina, Uruguay y Paraguay, porque todo defecto está bajo Ella y porque es Mediadora entre Cristo –el Sol- y la Iglesia –la Luna. Aureola de 12 estrellas. La aureola de 12 estrellas. Es la diadema real de María, en ellas ve San Bernardo las 12 prerrogativas de gracias: - Prerrogativas del cielo:
1ra. estrella. La generación de María anunciada en el Antiguo Testamento;
2da. estrella. El haber sido saludada por el Ángel;
3ra. estrella. El haber concebido en su seno al Hijo de Dios; 4ta. estrella. El haberse realizado esto por obra y gracia del Espíritu Santo. - Prerrogativas del cuerpo:
5ta. estrella. Su inquebrantable propósito de guardar virginidad;
6ta. estrella Su virginidad fue realzada por una milagrosa fecundidad;
7ma. estrella. El estar libre de las molestias que se siguen a la concepción "llevando a Quien la llevaba";
8va. estrella. Su milagroso alumbramiento. - Prorrogativas del corazón:
9na. estrella. La mansedumbre de su pudor;
10ma. estrella. Su profunda humildad;
11ma. estrella. Su fe magnánima y firmísima;
12ma. estrella. El martirio de su corazón. Corona imperial.
Fue mandada a hacer en París por el P. Jorge María Salvaire, francés, a un afamado artífice de la Casa "Poussielgue Roussand", es una corona de oro con incrustaciones de piedras preciosas. Fue bendecida por León XIII el 30 de setiembre de 1886. Coronada por Mons. Federico Aneiros, Arzobispo de Buenos Aires, en nombre de S.S. León XIII, el 8 de mayo de 1887. Fue robada el 15 de setiembre de 1897. Fue encontrada y restaurada en la Casa Gottuzo y Costa, de la ciudad de Buenos Aires, bendecida y colocada nuevamente sobre las sienes de la Virgen por Mons. Uladislao Castellano, Arzobispo de Buenos Aires, el 7 de noviembre de 1897. La corona luce 8 escudos: los de Argentina, Uruguay, Paraguay y España ("en memoria de los dos siglos de protección, con que España distinguió a este venerable Santuario"); los del Papa Pío IX, quien siendo canónigo en 1824 visitara y dijera Misa en Luján, de paso a Chile en la Delegación Apostólica, y el de S.S. León XIII, que bendijera la corona en 1886, ambos italianos; y los de Mons. Aneiros, porteño, y Mons. Castellano, cordobés, ya que ambos coronaron la imagen de la Virgen. Vestidos.
Según la usanza española desde los primeros tiempos se la vistió con ropas. Por ser la Inmaculada Concepción el ropaje es túnica blanca y manto azul-celeste. Así los colores de nuestra bandera fueron tomados de los colores de María de Luján. Lo confirman muchos testimonios escritos, como por ejemplo los textos del historiador Aníbal A. Rottjer "El sargento mayor Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante militar de Luján y presidente de su Cabildo, dijo: "Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de Luján de quien era ferviente devoto. Y en este sentido se han pronunciado también sus coetáneos, según lo aseveran afamados historiadores." El mismo autor dice: "Después de implorar el auxilio de la Virgen, y usando como distintivo de reconocimiento los colores de su imagen, por medio de dos cintas anudadas al cuello, una azul y otra banca, y que llaman de la medida de la Virgen, porque cada una de ella medía 40 cm, que era la altura de la imagen de la Virgen de Luján". O también "al fundarse el Consulado en
1794, quiso Belgrano que su patrona fuese la Inmaculada Concepción y que, por esta causa, la bandera de la dicha institución constaba de los colores azul y blanco. Al fundar Belgrano en 1812 el pabellón nacional ¿escogería los colores azul y blanco por otras razones diversas de la que tuvo en 1794? El p. Salvaire no conocía estos detalles y, sin embargo confirma nuestra opinión al afirmar que "con indecible emoción cuentan no pocos ancianos que al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su Patria, los colores blanco y azul celeste, había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, obsequiar a la Pura y Limpia Concepción de María, de quien era ardiente devoto"
Paena.
Es de cedro revestido de bronce dorado, que tiende a destacarla mejor, con la inscripción: "Imagen de Nuestra Señora de Luján". Rosa de oro. Fue otorgada a la imagen de la Virgen de Luján por S.S. Juan Pablo II el 11 de junio de 1982, durante su primera peregrinación a la Argentina. Pinturas Famosas En el arte de la pintura y del grabado hay mucho que decir. Aquí sólo lo tratamos suscitamente.
Data ya de 1737 el primer testimonio conocido de una pintura que retrataba un milagro de Nuestra Señora de Luján. El grabado de la Rivera. Es uno de los más difundidos de Nuestra Señora de Luján y, además, la primera lámina que tenemos de la imagen de Nuestra Señora. Rivera era director de la Maestranza que se hallaba establecida en la Real Fortaleza de Buenos Aires. Era todo un artífice, sumamente diestro y hábil en todas las obras de cobre, bronce y otros metales. Por el año 1788, desahuciado por el ataque de una grave y peligrosa enfermedad, prometió a la Virgen que si recuperaba la salud, grabaría su verdadero retrato en una plancha de cobre, a fin de que por medio de este grabado, extraer otros ejemplares y contribuir con ello a difundir el culto y devoción del pueblo a esta gran Señora. Alcanzó la curación y cumplió su promesa. En el templo de la Recoleta de Buenos Aires hay en escala mayor una magnífica reproducción del grabado de Rivera trabajado en mayólica por el año de 1930.
El primer cuadro del milagro.
El primer dibujo del milagro de Luján, y del cual tengamos noticia, lo compuso el grabador H. D. Woodwell el año 1885 y lo reproduce el P. Salvaire en su "Historia de Nuestra Señora de Luján". Es una obra perfecta y acabada y toda ella respira un aire de agradable encanto y simplicidad. Su autor afirma que es copia de grabados antiguos y confirma esta sentencia la misma composición del cuadro. También pertenecen a este autor otros grabados del Luján mariano que no debemos pasar por alto, como por ejemplo: una reproducción de la Santa Imagen de Luján, tal cual en 1885 se hallaba en el Santuario expuesta a los devotos; el sorprendente milagro de la indiada, famoso hecho acaecido en la Villa de Luján en1780; y el cuadro del canónigo Juan Mastai Feretti, luego papa Pío IX, orando ante la Santa Imagen en 1824. Ballerini y Balasch. Augusto Ballerini nació en Buenos Aires en 1857 y falleció en la misma ciudad en 1902. Este afamado artista pintaba también en 1895 un óleo sobre el milagro de la Virgen de Luján de la detención de las carretas. Es este el primer cuadro en color del milagro de Luján. Mateo Balasch, nacido en España y premiado en Roma y en París, vino de gira a América del Sur, atraído por la universal nombradía de la milagrosa imagen, deseoso de contribuir con su talento pictórico a ensalzar y perpetuar su devoción. Compuso un boceto del monumental cuadro al óleo del milagro de Luján que iba a ejecutar. Este boceto fue presentado al Papa León XIII, quién le otorgó un laudatorio beneplácito.
El mural de Nazareth. Es obra del profesor Raúl Soldi y se halla en la Basílica de la Anunciación de Nazareth en Tierra Santa. El mural, obra del año 1968, expresa la glorificación de la Santísima Virgen de Luján. Podemos dividirlo en dos partes bien marcadas, enlazadas por un centro, eje de la composición. En la parte inferior: tierra, se destacan aquellas figuras que intervinieron en la hora primera del milagro: el negro Manuel; Ana de Matos, la gran dama asistida en el cuadro por dos sirvientas, como señal de su alta posición; el matrimonio que recibió en su estancia a orillas del río Luján a la santa imagen; y un gaucho con su caballo. En la parte superior: cielo, luce esplendorosa la gran Basílica de Luján cortejada por ángeles. Y en el centro, enlazando cielo y tierra, la santa imagen de la Virgen de Luján sobre el follaje abundante de un ombú.

II De la sola imagen milagrosa de María de Luján podemos sacar grandes lecciones. De sus facciones menudas, de su semblante grave y risueño, de sus ojos mirando hacia la derecha, del rostro un tanto amorenado, de sus manos orantes, de la materia en que está hecha igual que nosotros, etc. En fin, todas lecciones hermosas y llenas de sentido catequético y espiritual. Pero ahora no queremos referirnos a esas características, que bien valen un sermón, sino al hecho de que la imagen en su conjunto es la más bella expresión de nuestra Patria argentina. Es el punto focal que, por así decirlo, contiene, como en semilla, lo que es nuestro ser nacional. Y, en ese sentido, María de Luján es el paradigma de lo que debe ser lo auténticamente argentino. Como pasa muchas veces, nos descubren realidades insondables de las cosas y personas con las que tenemos trato frecuente y familiar, quienes las conocen por primera vez. Así pasó con la Virgen Lujanera. Fue necesario el genio intelectual y la mirada penetrante y profética del gran Papa Pío XII para que los argentinos descubriésemos lo que se encierra, contiene y fulgura en la Sagrada Imagen. Trece años después de haberla visitado en su camarín de Luján, siendo ya Vicario de Jesucristo y sucesor de Pedro, diciendo que
"Ella quiso quedarse allí y el alma nacional argentina comprendió que allí tenía su centro natural", expresó cuál había sido su impresión al verla: "…nos pareció que habíamos llegado al fondo del alma del gran pueblo argentino." Que es como decir a sus fundamentos, a su base, a lo que le da razón de ser, a su entramado profundo, a sus cimientos, a lo básico, a lo que nos ha de lanzar al futuro… Son palabras muy pensadas, son palabras muy sentidas y son palabras muy profundas: "…nos pareció que habíamos llegado al fondo del alma del gran pueblo argentino." Y es así ya que en la Imagen milagrosa se dan cita los valores que compendian la Patria y que no se cierran sobre sí mismos, sino que, sin negarlos, se abren a los valores universales.
En efecto, en Ella se dan los valores autóctonos: - La geografía: quiso quedarse aquí. - La bandera: son de los colores de su manto. - La lengua: Está escrito en nuestra lengua materna: "Es la Virgen de Luján la primera fundadora de esta Villa". - La comunidad concorde, en el pasado: San Martín, Belgrano, Pueyrredón... en el presente, los innumerables peregrinos que la visitan... en el futuro, desconocido por nosotros pero auspicioso si nos colocamos bajo su manto. Pero, Ella también nos abre a los valores universales: - Su origen es brasileño. - Su gran cultor y el joyero de su corona, franceses. - Lleva los escudos de Argentina, Uruguay, Paraguay, España, de dos italianos, y de un porteño y un cordobés que la coronaron. - Condecorada en 1981 con la Rosa de oro y entronizada en la Iglesia argentina de Roma en 1998 por Juan Pablo II, polaco. En María de Luján se da la mejor síntesis entre los nuestro particular y lo universal, entre lo local y lo iberoamericano, entre lo laical y lo jerárquico, entre lo criollo y lo bueno que viene de afuera, entre la Iglesia particular y la Iglesia universal. Por eso la Limpia y Pura Concepción que se quedó en Luján fue, es y será el
"…fondo del alma del gran pueblo argentino."


PAYADA DE LA VIRGEN DE LUJÁN. (del p. Leonardo Castellani) -

¿Por qué el cautivo en triste soledad,sollozando con lúgubre gemidotu nombre invoca, Virgen de Piedad? - Porque tu eres la vida de este mundoLa estrella del que sufre en este suelo. Versos sacados de unos antiguos cantares a la Virgen.

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